miércoles, 16 de marzo de 2016

LA MUJER ROTA” de Simone de Beauvoir.

Por: Domingo Nofuentes Hernández


La mujer no nace, se hace”. Ésta es sin duda una frase para la Historia, una consigna más bien, que significó el principio de un nuevo y largo camino para la mujer en la sociedad contemporánea; el de la demanda de la revolución feminista. Su autora, Simone de Beauvoir, de la que el próximo día 14 de abril se cumplirán veinte años de su muerte, fue una figura esencial en la reivindicación de los derechos de la mujer en la segunda mitad del siglo pasado, y a pesar de esas dos décadas que han transcurrido desde su fallecimiento, sus ideas siguen estando ahora tan vigentes como antes. El pasado día 8 de marzo se celebró el Día Internacional de la Mujer, para nuevamente reclamar que la igualdad sea ya, de una vez por todas, una realidad laboral, económica, cultural y social (ojalá no hubiese nada que celebrar, nada que reivindicar y el 8 de marzo fuese un día más…) . Y para unirnos a los múltiples actos que se han llevado a cabo por tal motivo, EL CLUB DE LECTURA de la Biblioteca Pública del Estado “Adolfo Suarez”, programó la lectura de la obra “La mujer rota” de Simone de Beauvoir.
Para los que no les resulte conocida la figura de esta insigne mujer, someramente podemos mencionar, que Simone de Beauvoir (París, 1908-1986) fue una pensadora, filósofa y representante del movimiento existencialista francés. Estudió en la Sorbona donde conoció a Jean-Paul Sartre, que sería su pareja sentimental durante el resto de su vida, aunque nunca fueron una pareja al uso (como muy oportunamente apostilló Rosario Vicente, Coordinadora de Proyectos de DIGMUN , “al lado de toda gran mujer siempre hay un gran hombre”). En sus primeros años se dedicó a la docencia en los liceos de Marsella, Ruan y París, participando intensamente en los debates ideológicos de la época como la intelectual comprometida que era. Fue fundadora junto a Sartre, A. Camus, y M. Merleau-Ponty, entre otros, de la revista Tiempos Modernos, cuyo primer número salió a la calle el 15 de octubre de 1945 y se transformó en un referente político y cultural del pensamiento francés de mitad del siglo XX. Escribió gran cantidad de novelas y ensayos obteniendo en 1954 el Premio Goncourt por su novela “Los mandarines”. Entre sus ensayos cabe destacar “El segundo sexo”, un libro que fue tildado de subversivo cuando apareció en los años cincuenta y que resultó ser una obra capital que se convertiría en un pilar básico en la construcción de la pretendida nación feminista. En “El segundo sexo” (1949), la autora francesa lleva a cabo un profundo análisis sobre los roles que desempeñan las mujeres en la sociedad, en un intento por hacer ver y comprender , entre otras muchas cosas, que el papel de los hombres y las mujeres no está determinado de forma absoluta en todas las civilizaciones, sino que éstos varían según los pueblos y las culturas. La apuesta de Simone de Beauvoir para conseguir esa igualdad pasaba por batirse en dos frentes: concienciar a la mujer de que su papel es tan solo una construcción social imaginaria a base de tópicos y mitos creados por los hombres, y exigirle al hombre una revisión de sus perspectivas.
En “La mujer rota”, en cambio, la autora nos plantea tres relatos (La Edad de la Discreción, Monólogo y La Mujer Rota ), independientes entre sí, y con los que aborda la vida de tres mujeres, que por una u otra razón, se hallan en una encrucijada trascendental de sus vidas , donde las protagonistas se debaten entre la soledad, la desolación, la angustia, y la agonía del amor. En La Edad de la Discreción, escrita en primera persona, la protagonista es una catedrática de literatura, militante del Partido Comunista, casada con un científico, y que no se resigna a que su hijo, ya casado, dé un giro a su vida en un sentido contrario al que ella le había marcado. A través de sus ojos descubrimos la angustia que le produce la llegada de la senectud, sus temores acerca de que su matrimonio caiga en la mutua indiferencia y el modo en que percibe con perplejidad que el mundo está cambiando rápidamente a su alrededor. Al final termina reflexionando sobre si la vejez puede ser el comienzo de otras muchas cosas, no necesariamente el final, y planteándose que ha de aprender a vivir día a día, sin mirar demasiado lejos.
Monólogo es una historia corta, dura y llena de resentimiento en el que una mujer desesperada, sola y abandonada se cuestiona cómo ha llegado su vida a ese punto. Éste relato está construido como un solo párrafo, sin signos de puntuación, muy a la manera del flujo de consciencia, logrando así acentuar en el lector esa sensación de vertiginoso torbellino en el que se haya inmersa la protagonista.
La Mujer Rota, es el relato más largo de los tres y del que toma el nombre el libro. En él, Monique, a modo de diario (que comienza a escribir desconcertada por la soledad que siente ), nos hace un esbozo de su vida, una vida marcada por dejar sus estudios al casarse y enfocada única y exclusivamente a su marido e hijas. Ahora, con sus hijas ya mayores y emancipadas, retoma la escritura de ese diario, como a los veinte años, rejuvenecida por cierto sentimiento de libertad, con la intención de cultivar la “atención a la vida” y muchos proyectos en la cabeza. Pero una noche, su marido Maurice (médico de profesión) le confiesa que está viviendo una aventura con una joven, brillante y ambiciosa abogada. En ese momento su mundo se le vuelve del revés, comprobando asimismo que no ha sido ésa la única infidelidad de su marido a lo largo de estos años y evidenciando por sí misma que muchas mujeres “viven equivocadas al pensar que ciertas cosas no pueden sucederle , pero lo hacen”. Poco a poco, es consciente de que una distancia insalvable se ha instalado entre ellos dos, cayendo en una profunda desesperación que provoca que se deje definitivamente invadir por la ansiedad y el rencor. Con 44 años, sin profesión, y siendo consciente de que su vida familiar ha sido su único objetivo vital , Monique, va lentamente hundiéndose en la desilusión, atenazada por el miedo.
El debate del CLUB DE LECTURA sobre este magnifico libro se abrió con la lectura de un Manifiesto, con ocasión de la celebración del Día de la Mujer, elaborado por nuestra compañera Carmina y seguido de un espléndido y lúcido poema leído por su autora, nuestra muy querida amiga María Jesús Fuentes. Como suele ser habitual, la tertulia sirvió para ahondar mucho más en las diferentes lecturas que nos puede ofrecer esta obra, aportando cada uno de los miembros su punto de vista, lo que nos llevó inexorablemente a debatir y reflexionar sobre muchas y variadas cuestiones, tales como las connotaciones machistas del lenguaje como fiel reflejo de los condicionamientos que nos imponen los roles, o sobre las diferencias entre feminismo y la misandria o “hembrismo” (palabra construida en analogía a la palabra machismo). En lo que sí nos mostramos de acuerdo la mayoría fue en que con este libro, primorosamente escrito, Simone de Beauvoir pretende criticar tres patrones de mujer bien diferenciados; mujeres burguesas que sufren un modelo matrimonial dependiente ,que han vivido supeditadas a los demás, que a pesar de estar fuera del rango de la marginación evidente que sufren otras mujeres (como pueden ser las mujeres de la clase obrera) , también lo están, y la autora les reprocha que deben ser ellas las que verdaderamente pueden cambiar la sociedad y deben tirar del carro de la igualdad. Las protagonistas son tres casos muy concretos, pero también atemporales, sirviéndose Simone de Beauvoir de ese modo de la literatura como instrumento para explicar la realidad , una realidad muy conectada con su propia vida, pero al mismo tiempo que consiga inducir en el lector una necesidad de revisar sus propias perspectivas. Y es que en la mayoría de ocasiones, narrar, elaborar un discurso sobre la realidad, suele ser la mejor manera de cambiarla.






Domingo Nofuentes Hdez. (Marzo 2016)