lunes, 28 de septiembre de 2020

 LECTURAS DE MICRORRELATOS. 24 DE SEPTIEMBRE DE 2020

Montse Méndez

El pasado jueves, 24 de septiembre, después de una larga ausencia, tuvimos la que espero sea la primera de muchas reuniones del Club de Lectura de esta Biblioteca Pública del Estado en Ceuta, en el nuevo año académico que comienza.

 Las reuniones del Club de Lectura han sido, desde siempre, espacios maravillosos donde compartir nuestras experiencias lectoras, pero este jueves, mi deseo de estar allí con vosotros y conversar era mucho mayor, dado el tiempo transcurrido desde la última ocasión en la que pudimos disfrutar de nuestras charlas (¡Qué ganas tenía de veros, compis!).

 En esta ocasión, además, la reunión tenía un menú especial:  Los textos que íbamos a leer y a departir eran aquellos escritos por nosotros mismos, aunque desconociésemos, inicialmente, quién  había sido su autor o autora. Una especie de juego que nos hizo reflexionar,  reir, estrechar lazos -aun más, si cabe- y, en alguno de los casos, descubrir facetas desconocidas de nuestros compañeros. 

 No sólo el menú era especial, también tuvimos la fortuna de aderezar nuestros textos con la lectura que hizo la maravillosa Montse Taboada, dueña de una voz que hace grande todo aquello que pronuncia. Nuestros relatos cobraron vida y se hicieron nuevos en su boca. (¡Muchísimas gracias, Montse!).

 La lectura, en no pocas ocasiones, es como la buena gastronomía, se disfruta con todos los sentidos. Puedo decir, podemos decir todos nosotros que, en este caso, la experiencia fue totalmente de-li-cio-sa. 

 No pudo haber mejor comienzo que el de  La lectura nos une”, un relato escrito desde el corazón, que pone de manifiesto todo aquello que sentimos los que estamos en este grupo y que nuestra querida Sa ha sabido trasmitir con palabras. 

 A su lado, muchos fueron los relatos participantes, de los cuales destacaron, por alusión, “Cándida hipotenusa”, escrito por nuestro recién incorporado compañero Pedro; “Terapia de grupo” de Domingo Nofuentes, que recientemente ha publicado “Entre la arena y la muralla”, y del cual nos sentimos muy orgullosos; “Agencia de investigación”, de Rosa Ramón, que además de nuestra coordinadora es el pegamento que nos mantiene unidos; “Carmen, Pilar, playa, silla, libro,…”, un precioso relato intimista de Ramón Galindo; “Indignación”, de Carolina Cáceres; “Carpe Diem” de Jesús Canca; y junto a éstos, muchos otros que nos acompañaron y entretuvieron esa tarde.

 Además de nuestros microrrelatos (aunque, en puridad, los menos eran micro, los más mini e incluso alguno que otro podríamos decir que macro -me encantáis-) también pudimos disfrutar de aquellos escritos por nuestros compañeros del Club de Lectura del Instituto Cervantes de Tetuán. En este caso,  tuvimos el placer de escucharlos en la voz de nuestra fantástica compañera Sa Arjandas.

 Pues bien, a través de este nuestro foro del Blog del Club de Lectura, me gustaría tener algunas palabras de agradecimiento hacia ellos, no sólo por participar en esta actividad, sino, sobre todo, por hacerla más rica, mostrando otras perspectivas y miradas.

 A ellos pertenece el que hemos considerado como  el microrrelato por excelencia:  Un mundo extraño a mí”. Compuesto por título y una sola frase, el aún desconocido autor, construye una historia que se narra, más que en las palabras, en la mente del lector. Un guiño cómplice, que bebe -acertadamente- del “menos es más”, con el que el movimiento Bauhaus inspiró a autores de renombre como Monterroso, Borges o Jodorowsky. ¡Un fuerte aplauso para él o ella!.

 Del resto de los relatos destacaría, desde mi punto de vista, dos aspectos fundamentales: En primer lugar, su extraordinaria capacidad para expresarse en una lengua que no es la suya, construyendo historias redondas, con ritmo, de personajes cercanos y cómplices; y en segundo lugar, y sobre todo, su contenido, profundo e intimista. Sus relatos nacen desde el interior, desde las  emociones, los deseos y los sentimientos.

 En ellos hay momentos compartidos que se convierten en tesoros  (“Mi abuelo, el mar y yo”), anhelos de un futuro que no sabemos si llegará (“Mar de sueños”), alegría por las pequeñas grandes cosas (“¡Hakuna matata!”), dolor reprimido -y escondido- (“La mujer desnuda”), amores prohibidos (“El eunuco”) y mucha, mucha, nostalgia (“Tardes de cine”, “El libro viejo”).

 Esto me hizo reflexionar sobre el enfoque que prácticamente todos nuestros compañeros tetuanís le han dado a sus microrrelatos. Son un poco como su ciudad. Tetuán es maravillosa, colorida, viva, llena de matices, anhelos y añoranzas, y eso se transmite en la forma de expresarse y de vivir de las personas que la transitan. Ciudades y personas cuyo interior es tremendamente rico y vibrante.

 Así que aquí, en Ceuta, somos tremendamente afortunados. Somos afortunados de poder estar a un lado de una frontera que esperemos pueda volver a abrirse pronto y que sea una frontera de unión y no de desunión. Somos afortunados de poder acercarnos al corazón y a la mente de otros que sienten y piensan de forma diferente a como lo hacemos nosotros. De respetarnos y de crecer con ese respeto. Somos muy, muy, afortunados de tener esta oportunidad. Y de que existan personas y organizaciones que nos la acerquen.

 

A todos vosotros, ahora y siempre, ¡gracias!