lunes, 16 de diciembre de 2019




LOS  CLUBES DE LECTURA DE LAS DOS CIUDADES SE FUSIONAN                                                                                        EN EL ENCUENTRO CON LA AUTORA TULA FERNÁNDEZ


El pasado jueves 12 de diciembre la reunión mensual del Club de Lectura de la Biblioteca Pública del Estado en Ceuta “Adolfo Suárez” tuvo un cariz diferente y un toque especial. En esta última reunión del año, correspondiente al mes de diciembre del 2019,  la reunión para comentar la obra literaria seleccionada no se desarrolló en la sexta planta de las instalaciones de la biblioteca ceutí (como viene siendo habitual en las sesiones mensuales), sino que tuvo lugar en el Salón de Actos del Instituto Cervantes de Tetuán, y además contó con la presencia de la propia autora de la obra comentada.
Gracias a dicha iniciativa, que resultó todo un éxito, los Clubes de Lectura de las dos ciudades se fusionaron en el Encuentro con la escritora Tula Fernández. El grupo del Club de Lectura de la Biblioteca Pública “Adolfo Suárez” estuvo encabezado por José Antonio Alarcón y Rosa Ramón, el director y la gestora de la misma, respectivamente, quienes fueron los responsables de coordinar dicha actividad en colaboración con el Instituto Cervantes de Tetuán. La delegación ceutí compuesta por una decena de componentes, iba acompañada por la autora de la novela “La boca de los cien besos”, Tula Fernández, por lo que todos los asistentes de nuestra ciudad junto con los componentes del Instituto Cervantes de Tetuán tuvieron ocasión de debatir sobre la mencionada novela con su propia autora, quien se vio sorprendida gratamente por la buena acogida de su ópera prima a ambos lados de la frontera.
ENCUENTRO CON LA AUTORA
La reunión mensual correspondiente a este mes de diciembre cobró tintes especiales al tratarse de un “Encuentro con la autora” en el Instituto Cervantes de Tetuán, hasta donde se trasladaron los componentes del Club de Lectura de la biblioteca ceutí.
De este modo se mantiene la tradición de coordinar un par de actividades conjuntas al año entre los dos Clubes de lectura, el de la Biblioteca “Adolfo Suárez” de Ceuta y el de la Biblioteca “Vicente Aleixandre” del Instituto Cervantes de Tetuán. En esta ocasión, los veinticinco asistentes de ambos Clubes de Lectura se reunieron para comentar “La boca de los cien besos” de Tula Fernández.
En el encuentro con la escritora invitada los asistentes tuvieron la ocasión de debatir e interactuar con la propia Tula Fernández sobre los distintos aspectos que más llamaron la atención  los lectores. Se compartieron impresiones de todo tipo sobre la obra y la autora pudo contestar in situa todas las curiosidades planteadas por los asistentes, que levantó bastante expectación entre los miembros del Club de lectura tetuaní, quienes tras leer la novela anhelaban el momento de conocer en vivo y en directo a la autora.
En un ambiente ameno y dinámico sedesarrolló la charla en la que se debatió sobre el proceso creativo de la obra, el origen de la misma, las similitudes con la vida de la propia Tula, el marco histórico donde se inserta la novela y el estilo narrativo utilizado, entre otras muchas cuestiones más. “La boca de los cien besos” es una producción literaria a caballo entre el thriller y el drama, donde se conjugan dos tiempos y tres ciudades. Entre la Habana, Miami y Barcelona el cuadro que le da nombre a la novela se convierte en el hilo conductor de una trama que atrapa al lector desde sus primeras páginas.
Toda la novela es pura ficción, aunque parte de unos personajes verosímiles y cercanos que cobran vida en la mente del lector, aunque únicamente tengan de reales los nombres que lo identifican; nombres que fueron tomados prestados de personas reales que la autora conoció en su periplo americano. Para algunos se trata de una obra agridulce queno deja a nadie indiferente. De hecho, tal y como una de las asistentes a la reunión manifestó, la novela te atrapa dejándote a veces con “una sonrisa en la boca y un pellizco en el corazón”.
El marcado realismo mágico que se respira en todas sus páginas delata la gran influencia que los escritores hispanoamericanos han tenido en la escritora.  De ahí incluso el parecido que el mismo director de la Biblioteca Pública de Ceuta, José Antonio Alarcón, encuentre en “La boca de los cien besos” con “El amor en los tiempos de cólera” del escritor colombiano Gabriel García Márquez.
La novela según la propia Tula Fernández se puede catalogar como un “Manual de vida” ya que narra una historia de arraigos y desarraigos, como la vida misma, que hace pensar al lector hasta el mismo final.
Los lectores, tras haber desgranado la primera novela de la autora,están impacientes por leer la próxima producción literaria de Tula Fernández y se preguntan cuál será el hilo conductor de su segunda novela. Si un cuadro ha constituido el hilo conductor de “La boca de los cien besos”, ¿cuál será el hilo conductor de esa nueva novela ya en marcha?


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Colaboración de Jesús Canca Lara
(Miembro del Club de Lectura de la Biblioteca “Adolfo Suárez” de Ceuta)


Ramón Galindo y su comentario sobre "La boca de los cien besos" Tula Fernández



Me hubiera encantado estar en Tetuán, compartiendo impresiones sobre "La boca de los cien besos", como no ha podido ser, os envío algunas que he sacado de la lectura de la novela, por si las queréis compartir.
He disfrutado mucho con esta lectura, me ha sabido a poco, ¿continuará? el final, abierto, invita y anima a ello, espero que así sea.
"Es mi estreno como escritora", nos dice Tula, la autora, en la contraportada, nadie lo diría. No soy crítico literario, sí un gran lector, en el sentido que leo mucho, aunque no sé si leo lo que debiera y si lo hago bien... cuanto más leo menos claro lo tengo. En mi opinión se trata de una novela madura, muy madurada, muy bien escrita, de gran calidad literaria, con unas frases muy bien construidas, con un vocabulario muy cuidado... he subrayado muchas frases, muchos párrafos que espero poder compartir en una próxima reunión del club de lectura en Ceuta, con la autora.
Destaco la caracterización de los personajes y la combinación de espacios y tiempos. Sobre lo primero, me ha gustado mucho cómo se nos presenta a Simplicio, Babi, Fernanda, Isolda, Dª Ana, la tía Marisela, o Walfrido, de forma cálida y entrañable, es fácil empatizar con ellos, te los imaginas... se refleja muy bien la bondad, la generosidad, la lealtad, también la resignación y, a la vez, el deseo de superación, de lucha... Sobre lo segundo, me parece muy acertado utilizar distintos espacios (Miami, La Habana y Barcelona) y tiempos (desde comienzos del XX hasta la actualidad). No conozco Miami, tampoco La Habana (desgraciadamente), sí he leído mucho sobre Cuba y a autores cubanos (últimamente, casi todo lo publicado por Leonardo Padura), la novela ayuda a "ver" escenarios, creo que está muy bien ambientada.
Tula nos habla de la influencia de García Márquez, ¡no es mala influencia! es uno de mis autores de culto y sí, se aprecia esta influencia, en muchos giros literarios, en la caracterización de personajes, de situaciones, de sentimientos, en la construcción de frases... más allá del guiño hacia las berenjenas... ¿Hay, también, influencia del citado Padura? la novela  me recuerda, tanto en el fondo como en la forma, dos obras recientes de este autor, una anterior a la que comentamos y otra posterior, la primera, "Herejes": un cuadro de Rembrand, su recorrido temporal y espacial, Amsterdam, La Habana, Miami....; la segunda, "La transparencia del tiempo", en este caso, una escultura de una virgen negra, muy ambiciosa en espacios y tiempos...
Para mí, "La boca de los cien besos" es una novela de arraigos y, sobre todo, de desarraigos, de encuentros y desencuentros, de piernas frente a raíces, de viajes de ida y vuelta, de migraciones y lo que esto supone para las personas que emigran. Su lectura me ha recordado, también, una serie que ví hace unos años, "Vientos de agua", ambientada entre Asturias, Buenos Aires y Madrid, con una temporalidad similar y con la inmigración como fondo. La nostalgia, la melancolía, los recuerdos... son también protagonistas de la novela, me ha gustado mucho el planteamiento al respecto.
Otra cuestión que quiero destacar es el tratamiento que recibe la muerte, con qué elegancia literaria, con que afecto y naturalidad se despide a Fernanda ("El día que Fernanda tuvo que decidir dejar de respirar... La muerte le vino con respeto...") Simplicio, Isolda (entrañable) o Walfrido. En fin, muchas cuestiones que comentar y otras que podría añadir (la situación de Cuba, maltratada por la Historia, por sus gobernantes y por los que pretenden mandar en el mundo, o la labor docente, tiroteos incluidos en los centros estadounidenses...).
Gracias a Tula por escribir la novela y darnos la oportunidad de haber disfrutado, mucho, con ella (¿no debe ser eso una de las cuestiones fundamentales que debe perseguir la literatura?). ¡Enhorabuena!, esperamos la siguiente, si es continuación de la que comentamos mejor:¿quién es el padre de la persona que se está formando en el vientre de Babi?
Saludos entrañables.

jueves, 26 de septiembre de 2019

Otra vuelta de Tuerca. Colaboración de Carolina Cáceres




CLUB DE LECTURA: COLABORACIÓN DE CAROLINA CÁCERES RODRÍGUEZ
OTRA VUELTA DE TUERCA. HENRY JAMES.
Henry James es un autor norteamericano pero nacionalizado británico, defensor del nuevo mundo frente a la hipócrita sociedad victoriana que critica en casi todas sus obras, por ejemplo esta. Otra vuelta de tuerca se escribe en 1898, en esta obra se usa sobre todo el narrador protagonista y de esta manera vemos de forma más clara toda su personalidad y sus vivencias, lo que le sirve también a James en este caso para dejar muy abierta las interpretaciones de lo que realmente está ocurriendo, ya que sólo tenemos el punto de vista de ella.
Las interpretaciones van a variar según el lector, ya que todo está muy abierto de forma consciente, pero éstas son básicamente dos, o existen los fantasmas, o los fantasmas están dentro de la propia institutriz, quien por cierto no tiene nombre.
Intentando no perderme en esta trampa del autor que daría para horas de debate, lo que realmente me interesa es, la crítica que Henry James vierte a lo largo de la novela sobre la sociedad victoriana de la época, es decir, las frustraciones sexuales (la institutriz), el encorsetamiento moral y la mojigatería( todos los personajes excepto los niños), el clasismo (la señora Grose y los sirvientes), la hipocresía y la represión (los impulsos, pensamientos y actos pecaminosos pueden perfectamente producirse pero no hacerse públicos), etc.. Y sobre todo, como en realidad son los adultos, con sus traumas, sus fantasías y su moralina, los que realmente pervierten la inocencia infantil y destruyen la felicidad. Si algo caracteriza a esta institutriz, existan o no los fantasma de la novela, es su soberbia sin límites y su certeza absoluta de su superior intelecto, haciéndonos ver la escena final de la historia, como un morboso reto de inteligencia entre ella y el pequeño Miles, un duelo de voluntades. Y es sólo esto, la vuelta de tuerca, la presión que ejerce sobre el pequeño a su cuidado lo que provoca su muerte.
La novela tiene una magnífico trabajo de ambientación, aunque para ello abuse en mi opinión de frases demasiado largas. También hay un gran trabajo con la historia de terror, haciendo para ello, algo muy trillado ya ahora pero novedoso para su tiempo, que es colocar un supuesto mal en un recipiente que en principio no corresponde, dentro de un niño, jugando para ello también con la paranoia. En fin, una magnífica novela, que me sirve para reforzar mi idea de que no hace falta una trilogía de 600 páginas por cada libro para escribir una gran novela.



miércoles, 3 de julio de 2019



COMPARTIENDO MEMORIAS
EL PORVENIR DEL OLVIDO. SAGA DE UNA FAMILIA SEFARDÍ”

La Tía Tula vivió noventa y tres hermosos y bellos años, porque ella puso esos adjetivos a las fechas del calendario de todas sus horas sobre esta tierra” (pgna. 7)
La novela de Ángel Castro, “El porvenir del olvido. Saga de una familia sefardí”, es muy buen ejemplo, literario, del pasado que tenemos presente, de la importancia y el valor de la memoria en su lucha contra el olvido, sea éste provocado, interesado o natural.
A través de la construcción y evolución de una familia judía, desde comienzos del siglo XX hasta la actualidad, se trata, también de la configuración urbana, social, cultural, económica y política de una ciudad, Melilla, “espacio-frontera” entre muchas cosas y paradigma, por distintos motivos, de lugares para la memoria, ese pasado que tenemos a nuestro alrededor y que van adquiriendo distintos significados a lo largo de la novela, que podemos considerar como una crónica de la historia reciente de la ciudad.
El compromiso del autor con su ciudad, con distintos lugares, tiempos y protagonistas que han ido configurándola, es manifiesto a lo largo de toda la novela. A los que, como es mi caso, conocemos Melilla, la hemos ido aprendiendo y apreciando cada vez más y más a lo largo de distintas visitas, la novela puede servirnos para comprenderla mejor, compartir una cierta complicidad con ella y humanizar distintos lugares que, a la luz de la lectura, adquieren nuevos significados.
Aún cuando los hechos históricos no son el eje fundamental de la novela, sus referencias sirven para ayudarnos a movernos por el tiempo, apreciando la evolución de distintos lugares, personajes, comportamientos, relaciones sociales y familiares, actitudes y, especialmente, usos amorosos, la liturgia del amor, eje importante a lo largo de toda la narración, que va evolucionando con el desarrollo socio-cultural, desde la manifestación contenida y convencional del amor en Jayim y Estrella, al comienzo de la obra, hasta la eclosión pasional de David (descendiente del primero y relator de la historia) y Marina.
No soy judío y, por tanto, con poca autoridad puedo decirlo, pero, desde fuera de esta comunidad, creo que el autor ha sabido caracterizar muy bien aspectos de su modo de vida. Esta comunidad, tanto en Melilla, escenario de la novela, como en la ciudad desde la que escribo y leo, Ceuta, tienen una gran importancia en nuestra historia reciente, es muy difícil entender el desarrollo de estas ciudades sin tomar en consideración la aportación judía.
La caracterización de los personajes merece una atención especial. Son muchos, con distinta relevancia, los que transitan por sus páginas, por lugares y tiempos melillenses, a modo de novela coral; personajes que se van haciendo entrañables, guiados magistralmente por el autor, que los mima con su escritura, y por el lector, que los va haciendo un poco suyos. Historias sensibles sin caer en la sensiblería, afectos y emociones que pueden despertar sanas envidias en quien lee; me gustaría detenerme en Ismael Pinto, ejemplo de un tipo ciudadano de la Melilla (o Ceuta) de la primera mitad del siglo XX, con un pasado oscuro del que huye, emigrante “forzoso” desde el sur peninsular, que vive, al principio de manera forzada, pero después se arraiga, con gusto, en la ciudad. Este colectivo, el de los inmigrantes peninsulares, especialmente de las provincias andaluzas vecinas (Cádiz y Málaga, fundamentalmente), también son imprescindibles para comprender nuestras ciudades, en un tiempo en el que el Protectorado español en el norte de Marruecos atrajo a numerosas personas buscando prosperidad. Un siglo después, el viaje se hace en sentido inverso, los inmigrantes nos llegan desde el Magreb y el África subsahariana y muchos melillenses y ceutíes se marchan a la península y a otros países europeos, buscando esa prosperidad que antaño aquí encontraron sus ascendientes. La deformación profesional me lleva a destacar la figura de Don José Delgado, maestro, que vive junto a sus hermanas, muy bien caracterizado por el autor, también docente, como una figura entrañable, referente social, honesto, humilde, educado, culto, solidario y comprometido con su entorno, austero y generoso…. Un buen canto a la profesión.
Son muchos los espacios melillenses en los que se desarrolla la novela, convirtiéndolos, el autor, en “lugares para la memoria”, quiero destacar uno, “El café La Peña”, lugar de encuentro y reunión de personas progresistas, destruido tras el golpe de estado de 1936 y en cuyo lugar se erigió un monumento franquista, que aún hoy persiste, a los “héroes de España”, en una plaza del mismo nombre, ¿aplicará el nuevo gobierno de la ciudad, recientemente constituido, la Ley de Memoria histórica?
Sin ser pretensión fundamental, la novela posibilita conocer y comprender aspectos básicos de la ciudad, la actual y, sobre todo, la que ha ido configurándose a lo largo del siglo XX y lo que llevamos del XXI, en definitiva, en gran medida, somos lo que fuimos. Así, encontramos en sus páginas reflexiones muy interesantes y acertadas sobre Melilla, su pasado, presente y futuro, la integración de la población de origen rifeño, la reorientación económica, la adaptación a la nueva situación geopolítica, las relaciones con el entorno marroquí, la mirada al monte Gurugú y a ese mar que la envuelve y del que no se ve el fin….
La nostalgia y la melancolía se van haciendo presentes a lo largo de la novela, dependiendo, su grado de importancia, de quien lee. No es aquello de que cualquier tiempo pasado fue mejor, pero sí la importancia de recordarlo, valorarlo y aprender de él.
Melilla debe sentirse orgullosa de tener una novela como esta, que ayuda a quererla más, a conocerla, a profundizar en ella…. Hay que agradecer a su autor, Ángel Castro, su compromiso con su ciudad, el regalo que nos hace y animarlo a que siga escribiendo, narrando historias e implicando, tan bien como con ésta, a lectores.
En el club de lectura de la Biblioteca pública de Ceuta se ha leído la novela en dos ocasiones, la segunda muy recientemente, teniendo la oportunidad de realizar un doble encuentro con el autor, el primero en Ceuta, y algunos días después, en Melilla, visitando y recreando, junto a él, distintos escenarios de la novela, todo un privilegio y un placer para los sentidos.



Ramón Galindo Morales. Profesor de la Universidad de Granada (Campus de Ceuta). Miembro del Instituto de Estudios Ceutíes