jueves, 2 de febrero de 2023

 

“El rumor del oleaje”. Yukio Mishima. Colaboración de Ramón Galindo Morales

Club de lectura, 02/02/2023.

El título me atrajo nada más leerlo, invita a su lectura, me atrapó.

El rumor del oleaje es para mí un sonido evocador, tranquilizador, relajante, inspirador… una invitación a la reflexión, a la meditación… le suelo pedir consejos, que me ayude a tomar decisiones…

Es la primera novela que leo del autor, desconocido para mí, reconozco que soy poco dado a la literatura de esos parajes.

Creo que hay muchas cosas a destacar en la novela, desde el mismo título… Quizás una de las que más, la importancia del mar a lo largo de toda la obra. Una frase clave en este sentido: cuando la madre del protagonista (si no me equivoco) tiene que tomar una importante decisión, se va al rompeolas, a escuchar qué le dicen las olas, pidiéndoles que le ayuden a decidir, a qué hacer…

Otro aspecto que destaco, la sencillez que percibo en todo el libro, la austeridad de la vida en el sentido más aristotélico del término. La novela es un canto a lo sencillo, a lo humilde, a lo honesto, a una ética pura, simple, a lo mejor del ser humano en contacto con la naturaleza, a vivir de forma minimalista, usando responsablemente los recursos. Todo ello adquiere mayor relevancia en el contexto de una sociedad, actual, la nuestra, hiperconsumista, insostenible, caracterizada por el tener frente al ser.

En otro orden de cosas, estamos ante una novela “romántica”, la obra nos plantea una concepción platónica del amor: limpio, sincero, que quiere vivirse sin prejuicios, que quiere superar la barrera de clases, presentes también en esa sociedad. La relación de los dos personajes, Shinji y Hatsue, me parece idílica.

Prosa que destila poesía en gran parte de la novela, lenguaje muy cuidado, tanto en la descripción de los personajes como de sus relaciones, actividades, paisajes… lugares en los que confluyen espacios y tiempos, todo ello rodeado de mar, el poder evocador del mar, el rumor del oleaje….

Un autor a seguir, especialmente cuando quieras que la vida se ralentice, decaiga ese ritmo trepidante que a veces nos envuelve, un libro que nos permite elogiar la lentitud, saborear las pequeñas cosas que nos rodean y nos suceden.

No sé nada del autor, no he querido informarme de su vida y su obra, ¿cómo viviría los dramáticos años de la IIª Guerra Mundial, aquella bacanal de locura de la que su país fue triste protagonista? Su escritura, limpia, clara y pura, contrasta con la dureza de los años que la precedieron.

Utajima, como Macondo y otros muchos espacios literarios, forma ya parte de mi universo personal.

 

miércoles, 18 de enero de 2023

 Club de Lectura sobre el libro Ian Manook

 "Yeruldelgger muertos en la estepa"

Los miembros del Club de Lectura de la biblioteca pública "Adolfo Suárez" planteamos nuestras imprevisiones sobre la lectura del libro arriba mencionado, coincidiendo en su mayoría todos los intervinientes que se trataba de una obra que enganchaba desde el primer momento, muy amena y en algunos casos, con cierta crueldad en la trama. Algunos de los intervinientes señalaron que se trataba de una exposición social de M Mongolia con la división entre quienes tenían un rango importante y los más desfavorecidos. Algo que, en cierta manera, hubo quien lo comparó con Marruecos.
"La esencia del ser humano y la miseria se igualan en esta historia relatad en el libro", se indicó por algún partícipe de la tertulia, quienes también destacaron que se trataba de un aprendizaje por conocer Mongolia, señaló Rosa Ramón "acercándonos a esa cultura a través de un escritor francés".
Precisamente en los orígenes del autor de la obra también incidió Ramón Galindo que dio una verdadera clase magistral, como experto en novela negra, de la Añadió que "la novela negra europea es una radiografía social y la editorial Salamandra es un sello de mucho prestigios características que diferencian a los autores europeos de los estadounidenses en este género literario, dado que los novelistas franceses se ganan la vida en varias profesiones y no son solo novelistas.
Señaló Galindo que, si bien antes la novela negra era un género denostado, no sucede igual en la actualidad: "Para mí es una literatura de raza", matizó.
Para otros c contertulios, la obra motivo de debate estaba bien relatada en cuanto a situaciones descritas y muy bien escrita, enganchando desde el primer momento por la potencia de los personajes.
Hubo quien manifestó que el personaje del suegro es deshumanizado, ya que, si bien en principio parecía que la muerte de la nieta fue por accidente, después se desveló la mafia que tenía montada el suegro.
Para Rosa, se describe una sociedad cruel "no la he visto como novela negra sino esa espiritualidad, ese amor por las tradiciones en Mongolia, entre chinos, rusos y coreanos. "La historia en sí del crimen la he visto -dijo-, como una película. Me fijé en el tema espiritual y en concreto en el sistema de libertad, así como en el peso de las mujeres en el desarrollo de la trama, de los personajes fuertes".
Ramón Galindo calificó esta obra: "Responde al prototipo de la novela negra francesa. No es lo mismo leer novela británica o estadounidense que española, francesa o italiana".
Para Domingo se trata de una denuncia social, le agradó mucho la ambientación como si fuera una novela de viajes, destacando que había peleas inverosímiles donde los contrincantes parecían superhéroes, llamándole la atención la denuncia social.
"Se corresponde a la idea que tenía -señaló Domingo-, al ser novela negra tiene poca intriga, me gustaron mucho los escenarios de Mongolia". Los sueños, como seña de identidad de los escritores franceses, dijo Galindo, resultan inverosímiles. Se destacó tanta la corrupción policial en una democracia fallida y hubo quien se transportó a Marruecos en juna comparativa de similitud por las diferencias sociales tan marcadas que se relatan. Los tertulianos destacaron que conforme se avanza en la novela, el personaje central de Yeruldelgger despierta más interés en la trama. Se demuestra en el relato, coincidieron varios tertulianos, que se trataba de una sociedad semejante a otras con el poder político y económico, resultando curioso también un hecho muy sutil: titular de cada capítulo era una frase con la que finalizaba ese capítulo, entendiéndose como un recurso literario del autor. "El escritor busca una relación con el capítulo y se obliga a elegir bien la última frase, haciendo así retroceder a la relectura, utilizando este recurso como figura literaria muy personal", concluyó Galindo para calificar esta cuestión tan singular.