“LAS
HIJAS DEL CAPITAN” de
María Dueñas.
Por:
Domingo Nofuentes Hernández
La
historia de las migraciones existe desde que el mundo es mundo. Aún
hoy, en pleno siglo XXI, por desgracia, somos testigos a diario de
lo contumaz e incesante de esos flujos migratorios. España, por su
parte, también ha sido un país de emigrantes. No hace demasiados
años, millones de compatriotas, se embarcaron en el arduo afán de
cruzar océanos y fronteras para empezar de nuevo en un lugar al que
eran del todo ajenos. Actualmente, nuestro país, ha cambiado tanto
que a veces incluso nos cuesta reconocernos en la mirada de esos
otros, los que ahora llegan a nuestra tierra con idéntico anhelo y
las mismas historias a cuestas. Pero si en algo se parecen todas
esas historias, si en algo convergen, es en los sentimientos de
desarraigo, nostalgia y destierro que acarrea la búsqueda de una
vida mejor en una nueva tierra de promisión.
Y
de eso es precisamente de lo que nos habla María Dueñas en su
última novela “Las hija del Capitán” (Ed. Planeta), la novela
que se planteó
discutir para este mes en el CLUB DE LECTURA de la Biblioteca Pública
del Estado “Adolfo Suárez ”. En esta ocasión, los miembros del
CLUB tuvimos el enorme privilegio de poder contar con la presencia
de la escritora manchega que, con su voz cálida y cercana
condición, permitió a los presentes poder adentrarnos en algunas de
las muchas e interesantes cuestiones que plantea esta novela.
María
Dueñas (Puertollano, 1964), para quien aún no conozca su obra y a
modo de sucinta referencia podemos mencionar que es doctora en
Filología Inglesa y tras dos décadas de vida dedicada a la
enseñanza irrumpió en el mundo editorial en 2009 con “El tiempo
entre costuras”, novela que se convirtió en todo un éxito de
ventas. Con sus posteriores novelas, “Misión Olvido” (2012) y
“La Templanza” (2015), María Dueñas a continuado siendo una de
las autoras que más ejemplares ha vendido en todo el mundo (seis
millones de ejemplares entre las tres novelas).
Con
“Las hija del Capitán”, su cuarta novela, nos sitúa en esa
épica cotidiana de aquellos emigrantes que se marcharon a la gran
urbe que ya era Nueva York en los años treinta del siglo XX. Con su
habitual prosa ágil y envolvente, nos traslada hasta el Nueva York
del año 1936, donde un malagueño algo tarambana, llamado Emilio
Arenas, harto de deambular por el mundo, abre una casa de comidas,
“El Capitán”, en plena calle Catorce, epicentro de la extensa
colonia española que por aquel entonces residía en la ciudad. A él
se le unen su esposa y tres hijas, huyendo de un desahucio y del
desangelado escenario de penurias y miseria que les ofrece Málaga.
Una vez junta toda la familia en la ciudad de los rascacielos,
tratarán de sacar adelante un negocio medio ruinoso, cuando la
desgraciada muerte del padre, que sufre un accidente en el puerto,
obligará a las mujeres a tomar las riendas del negocio mientras
esperan la cobranza de una indemnización.
Las tres jóvenes,
Mona, Luz y Victoria, “Las hijas del Capitán”, tratan entonces
de reconvertir el negocio en una desesperada necesidad de subsistir
en una urbe tan deslumbrante como hostil (…y hasta ahí puedo leer,
no pretendo “destripar” la novela a quien aun no la haya leído).
La acción transcurre en apenas seis meses pero en ese periplo
incluye personajes reales como D. Alfonso de Borbón y Vetenberg
(primogénito de Alfonso XIII y enfermo de hemofilia) , el músico
Xavier Cugat, y el doctor Castroviejo ( afamado oftalmólogo
riojano), entre otros.
Del
mismo modo que en sus anteriores novelas, María Dueñas, ha escogido
un escenario histórico, en este caso el fascinante Nueva York de los
años treinta, para tratar temas tan actuales y universales como la
emigración, la pobreza, o el abuso y el acoso hacia las mujeres como
parte más vulnerable de la sociedad. Pero es sobre todo una novela
donde los personajes femeninos crecen ante nuestros ojos; donde al
principio encontramos a tres chicas timoratas, cohibidas y
sobrepasadas por las circunstancias, después nos damos de bruces con
tres mujeres solventes y luchadoras, capaces de soportar los golpes
de la vida y de abrirse a nuevos caminos con coraje y dignidad.
Otro
punto fuerte de la novela es su exquisita ambientación de la Calle
14, en Cherry Street, y de algunas zonas de Brooklyn, donde se
entrecruzan las vidas de los personajes, lo que por otra parte,
permite que la acción no decaiga en ningún momento.
Como
contrapartida, y desde mi particular punto de vista, a pesar del
protagonismo femenino coral del que hace gala, encuentro que algunos
personajes secundarios no poseen la profundidad que deberían, y
algunas escenas quizás puedan resultar demasiado previsibles y
deslucidas a un lector más avezado.
Con
todo es una magnifica novela que, a pesar de sus más de 600
páginas, resulta amena , y puedo dar fe de que ha cautivado no
solo a sus lectores incondicionales, sino también a algunos de los
miembros de este CLUB DE LECTURA.
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