COMENTARIO A LA LECTURA DEL LIBRO "A FLOR DE PIEL" DE JAVIER MORO
Por Marigel Sánchez Caravaca
El pasado jueves 27 de mayo tuvimos nuestra primera
reunión tras la suspensión de actividades desde octubre 2020. Hemos contado con
la presencia del Doctor Julián Domínguez, jefe de Medicina Preventiva del
Hospital Universitario de Ceuta, invitado a participar en nuestros debates.
En plena primavera por fin hemos podido abordar el
comentario del libro de Javier Moro “A flor de Piel”, una novela que a todos
nos ha parecido amena para tratarse de un tema científico como es la Expedición
del cirujano del rey Carlos IV, Javier Balmis para llevar la vacuna de la
viruela a los territorios de Ultramar donde la enfermedad hacía estragos en la
población indígena.
Recién descubierta en 1796 por el británico Edward
Jenner , el reto que planteaba transportarla durante tan largo viaje sin la
tecnología actual, fue inmenso.
En la novela se hace un retrato psicólogo de los
personajes que intervinieron en conseguir esta proeza, por cierto, poco conocida.
De ellos, además del personaje de Balmis, hemos conocido al subdirector José
Salvany y a la desconocidísima hasta ahora Isabel Zendal, directora del
hospicio de La Coruña y sin cuya intervención la estrategia de Balmis no
hubiera sido posible.
En nuestra reunión, esta fue la parte más discutida,
desde el punto de vista ético, ya que se trataba de utilizar el cuerpo de niños
pequeños para mantener viva la vacuna hasta llegar a Méjico. Hoy en día nos
resulta inconcebible, incluso dijimos que las leyes lo harían imposible.
En 1803, no solo fue posible sino que además
resultaron protegidos de una enfermedad
si no los mataba, los dejaría ciegos o desfigurados. La labor de Isabel fue
fundamental para cuidar de los niños en un viaje tan largo, donde cada diez
días había dos niños vacunados que debían estar aislados de los demás.
Además de describir todo el proceso técnico, que fue
la parte más tediosa para algunos lectores, Javier Moro nos ficciona la
relación entre esta mujer joven, madre soltera, que encuentra en este viaje una
tabla de salvación y los dos médicos de caracteres tan opuestos como Balmis y
Salvany.
Finalmente, la parte de la llegada a América y la
acogida tan dispar en según qué zona, fue la que menos gustó porque la relación
de Isabel con un Obispo, nos pareció exagerada y el Doctor Domínguez consideró
que parecía escrita con más prisas.
En conclusión, una novela entretenida, donde hemos
conocido la vida de la “primera enfermera comunitaria”, cuyo nombre nos es
familiar desde la pandemia, por el hospital “Isabel Zendal”. También estuvieron
presentes, la referencia a la pandemia y la reflexión sobre, si hacemos bien en
de tratar de eliminar a nuestros únicos y microscópicos depredadores.
Que la obligación de la ciencia es seguir buscando
la verdad y que el mayor depredador del hombre es el propio hombre fueron otras
de las apreciaciones.
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