RETORNO
A BRIDESHEAD” de Evelyn Waugh
Por: Domingo Nofuentes
Hernández.
"La memoria es el perro más
tonto, le tiras un palo y te devuelve cualquier cosa".
Ese rotundo alegato lo ponía en boca de uno de sus personajes el
escritor Ray Loriga en su novela “Tokio ya no nos quiere”, y es
que según confirman algunos estudios científicos, nuestro cerebro
no es ni de cerca, un notario incuestionable de la realidad, sino
que, como el perro tonto y descuidado que es, recupera y nos hace
ver lo que le viene en gana.
Según parece, cuando nos asalta la nostalgia, lo que
solemos recordar es un pasado idealizado, una combinación de muchos
recuerdos diferentes, todos integrados de forma inconsciente, y
susceptibles de ser continuamente modificados bajo el inapelable
influjo de nuestras expectativas, deseos, estereotipos, prejuicios y
valores morales, hasta el punto que llenamos los huecos, redondeamos
las aristas y a menudo hacemos que parezca lógico lo que no lo es.
Y
eso es, a mi juicio, precisamente lo que parece sucederle al
protagonista de la novela propuesta para ser comentada este mes en el
CLUB DE LECTURA de la Biblioteca Pública del Estado en Ceuta.
"Retorno a Brideshead" de
Evelyn Waugh ( Londres, 1903 – Somerset, 1966 ), comienza
concediendo audiencia a los recuerdos del Charles Ryder, un pintor
que en esos momentos presta servicio como Oficial en el Ejército
Británico en plena Segunda Guerra Mundial y que a su llegada a la
enorme mansión de Brideshead, que ahora sirve de campamento a los
soldados, comienza a evocar su pasado, cuando conoció a la peculiar
familia Marchmain. Esas vivencias han dejado una huella imborrable en
Charles, que comienza a recordar los buenos momentos que pasó allí,
los años en que vivió casi poseído por el extraño hechizo que
indujeron en él las personas que en ese lugar conoció,
especialmente Sebastian y su hermana Julia. De ese modo, el autor,
utiliza los recuerdos como motor narrativo para sustentar y propulsar
el relato, arreglándoselas maravillosamente para ir esbozando ante
nuestros ojos un extraordinario fresco sobre la decadente sociedad
aristocrática inglesa de principios del siglo XX, repleta de
convencionalismos sociales y donde las formas son todo.
La
obra se halla dividida en un Prefacio, donde el autor hace una breve
mención sobre las circunstancias en las que escribió la novela,
seguido de un Prólogo y de tres Libros (“Et in Arcadia ego”,
“Adiós a Brideshead” y “Tirando del hilo”) , concluyendo con
un Epílogo llamado "Retorno a Brideshead" de donde toma
nombre la obra.
A
través de ese ejercicio de nostalgia que realiza el protagonista,
somos testigos de su llegada a un exclusivo College
en Oxford y de cómo conoce casualmente al
encantador Sebastian Flyte, hijo de Lord Marchmain y con el que
pronto entablará una profunda y romántica amistad que le abre las
puertas de la alta sociedad británica de la época. Conoce así a
los Flyte de Brideshead, una familia desestructurada y fruto de un
matrimonio fallido (Lord Marchmain tras luchar en la I Guerra Mundial
decide quedarse a vivir en Venecia con su amante y no volver a
Brideshead con su familia), que en un principio lo acogen como un
miembro más de la familia, hasta que el ferviente catolicismo y la
personalidad manipuladora y obsesiva de Lady Marchmain hace que
Charles se aleje brusca y definitivamente de ellos y que Sebastian,
al principio alegre y fascinante, termine por caer en un alcoholismo
contumaz y suicida.
En
la segunda parte de la novela, con Lady Marchmain ya fallecida y
Sebastian hundido en el alcohol y viviendo en Marruecos, volvemos a
encontrarnos con Charles, diez años después, casado y disfrutando
de cierta notoriedad como pintor. Durante una travesía en barco se
vuelve a encontrar con Julia, también casada con un hombre de
negocios, naciendo entonces entre ellos un pasional idilio que los
conducirá a abandonar a sus respectivos cónyuges y llevará a ambos
de vuelta a Brideshead, donde encuentran a un Lord Marchmain que ha
vuelto allí para morir …y hasta ahí puedo leer, como diría
aquel.
Esta
novela, según consta en la reseña de la editorial, está incluida
entre las 100 mejores novelas en habla inglesa de todos los tiempos,
lo que tampoco es de extrañar, ya que está técnicamente muy bien
escrita, a la manera de esa virtuosa narrativa inglesa tan devota del
adjetivo preciso y de las grandiosas y elaboradas descripciones. A
pesar de que a algunos de los miembros del Club de Lectura, nos ha
parecido que ciertos personajes resultan algo planos, lineales y
bastante arquetípicos, lo cierto es que cumplen a la perfección la
función para la que fueron creados por el autor, que incluso se
sirve sin subterfugios de alguno de ellos para expresar sus propias
ideas acerca de la religión.
Otro
personaje principal, que a pesar de no tener voz propia siempre está
presente, es la mansión de Brideshead, que como alguno de los
miembros del Club de Lectura llegó a dilucidar, es una enorme
casa-castillo que simboliza claramente a la Iglesia como institución.
Como
las grandes novelas, en ésta también podemos detectar a primera
vista que trata abundantes e importantes temas; algunos sobre los
que continuamente orbita la obra, como el catolicismo y la culpa, o
la decadente despreocupación e hipocresía en la que vive inmersa la
alta sociedad británica de entreguerras, y otros tantos, que
transitan por la novela de una forma más transversal y sutil, como
el tema de la homosexualidad, la falta de amor (el protagonista es un
vivo ejemplo de ello), el matrimonio, la amistad, la búsqueda de la
felicidad, etc.
Mención
aparte a destacar en esta novela es tambien el punto de vista
narrativo que ha escogido el autor para contarnos la historia. A
pesar de que nos la cuenta desde la perspectiva íntima de Charles y
desde la distancia que impone el pasado, se las ingenia a la
perfección para ofrecernos continuamente los diferentes puntos de
vista que corresponden a los personajes principales (Sebastian,
Julia, Cordelia…), aportando así más empaque a los hechos que
conforman la ficción, aunque en alguna ocasión se vea obligado a
recurrir a la intervención de diálogos o advenimientos epistolares
para desarrollar algo más la acción.
A pesar de ser una novela impregnada de un aire
nostálgico de principio a fin, de ser una continua añoranza del
pasado, es a mi modo de ver, una novela del todo indispensable,
sobretodo para aquellos que sean adeptos al esplendoroso romanticismo
y la fascinante ambientación de las novelas inglesas de mediados del
siglo pasado.
En lo que a mí respecta y llevando la contraria a
lo que promulga el protagonista de “Retorno a Brideshead” ,
siempre he creído que ningún tiempo pasado fue mejor, aunque a
veces, se empeñe en llevarnos la contraria nuestra tozuda y desleal
memoria.
(Domingo Nofuentes Hernández - febrero de 2016)
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