jueves, 31 de octubre de 2024

 

Notas sobre la novela “De ratones y hombres” de John Steinbeck. (1902-1968).

 Bernardo Muñoz Fernández

Soledad Bolea Bosque

Integrantes del Club de Lectura de la Biblioteca “Adolfo Suarez” de Ceuta.

 

Esta brevísima novela de Steinbeck publicada en 1937 es importante por lo que cuenta, pero también lo es por cómo lo cuenta y por aquello que no cuenta en modo directo, sino a través de alusiones, símbolos y alegorías.

Antes de la publicación De Ratones y Hombres el autor publicó en 1936 una investigación periodística que realizó para el San Francisco News sobre los jornaleros inmigrantes californianos, a quienes llamó “los vagabundos de la cosecha”, basada en sus propias experiencias como bracero y recolector de fruta por los ranchos californianos y que serviría de referencia  para esta novela.

Cuando se publica De Ratones y Hombres todavía se está viviendo, de manera aguda, los efectos de la gran crisis agropecuaria del medio oeste norteamericano, con la ruina de las explotaciones agrícolas ubicadas en las Grandes Praderas (Oklahoma, Texas, Kansas, Colorado, Nuevo México y Arkansas), ocasionada por la sequía prolongada ( 1930-38).

 En las otras dos novelas que seguirán a esta:  Las uvas de la ira (1939) y Al Este del Edén (1952), Steinbeck será más explícito con esta crisis social y económica y describirá con más detalle aquella masiva migración interna.

Aquello que cuenta la novela: Una parábola conmovedora sobre dos jornaleros agrícolas. 

El argumento de la novela, lo que cuenta, es sencillo y tiene una estructura dramática con final abierto que narra las andanzas de dos peones agrícolas, George Milton y Lennie Small, en busca de trabajo y de dignidad por los ranchos californianos.  Dos braceros migrantes que representan a los miles de jornaleros que durante esos años de crisis emprenderían un éxodo hacia el Oeste estadounidense, como si fuera un éxodo bíblico en busca de la Tierra Prometida, para llegar a la rica y fértil campiña californiana que contaba con granjas mucho más modernizadas y cultivos más variados.

Cuando llegan al rancho a trabajar su objetivo era pasar desapercibidos, trabajar y ahorra dinero para poder comprar “dos acres de tierra” con la que sueñan, pero las circunstancias del destino conspirarán contra sus sueños.

Cómo lo cuenta: una play- novelette muy versátil.

En su planteamiento formal esta novela es el resultado de un ensayo experimental que el mismo autor lo definió como un formato de novela breve para ser representada en teatro y/o en cine. Esto obligaba a disponer la narrativa de tal manera que fuera compatible para los dos medios de expresión. Así, el mismo público, ya fuese un lector o un espectador se podía hacer cargo de la trama de manera directa e indistintamente y con pocas adaptaciones.

El experimento fue eficaz, ya que las tres obras se rodaron para el cine con notable éxito de la crítica. En el caso De Ratones y Hombres su adaptación al teatro se estrenó ese mismo año de 1937, y su adaptación al cine se estrenó en 1939.

El maridaje del texto literario de esta novela hacia las artes escénicas se refleja en la concatenación de la trama en la que cobran protagonismo los abundantes diálogos con léxicos que están adaptados a la condición de cada personaje, el escaso papel de la voz narrativa y un continuo entrar y salir de diversos personajes “a escena” que crean un movimiento narrativo continuo.

Aunque la obra está organizada en siete capítulos se podría dividir en tres actos teatrales de dos escenas cada uno; Se añadiría uno, el primero, para introducir la ambientación del paisaje que, a su vez, será mimético con la ambientación del último capítulo.

La estructura de la trama y presentación de los personajes.  

Se puede entender el desarrollo de la trama en seis pasos: exposición, conflicto, aumento de la acción, clímax, caída de la acción y resolución.

En cuanto a los personajes, Steinbeck los dota de una característica arquetipal que contienen y representan a poblaciones más extensas y con los que el gran público puede identificarse fácilmente. En general hacen referencia a una población que se estaba quedando ya sin tiempo histórico, que venían de una forma de vida en extinción por la paulatina mecanización de las labores del campo y que, algunos de ellos, como los propios protagonistas, todavía sueñan con tener “Una granja propia de dos acres de tierra” y una vida sencilla y libre.

Exposición. Corresponde con el primer capítulo. En este apartado solo se describe el espacio natural del rio Salinas y su laguna, con los animales, la vegetación y los árboles sicomoros. Un pequeño edén; un oasis de paz antes de la travesía hacia el trabajo duro. Un paisaje que el propio autor lo conocía bien y que será el mismo paisaje natural del final de la novela.

Conflicto. El conflicto en la novela acontece con la presentación de George Milton y Lenny Small. Los dos se muestran y se expresan como dos personas muy diferentes, ya que Lenny tiene una discapacidad intelectual.  Por los diálogos nos enteramos de que esta discapacidad de Lenny les crea conflictos allí donde van.   Por todo ello, George se muestra entre resentido y resignado hacia Lenny.

Aparentemente George cuida de Lenny, pero la relación de ambos es, en cierta manera, simbiótica. Aparentemente George puede y desea vivir sin Lenny; pero, en otro nivel de la realidad, depende de él y no sabe estar solo. Lenny le da sentido a su vida y le mantiene en su cabeza el sueño utópico de conseguir una tierra en propiedad.

Como personaje literario, el papel que juega Lenny Small en la novela es el más importante. Debido precisamente a su discapacidad, él es el portador del cambio y del movimiento de la trama hacia el clímax del drama.

En este capítulo el autor hace alusión a la única referencia que aparece en la novela al contexto de la Gran Depresión, cuando por boca de George se mencionan las “tarjetas de trabajo”, expedidas por la agencia de contratación gubernamental Murray y Ready. Durante la crisis agropecuaria, la administración Roosevelt aseguraban con estas tarjetas la empleabilidad de los contratados y el reembolso de sus costes de contratación a sus posibles contratadores. En realidad, eran mano de obra gratuita.

Aumento de la acción. Corresponde con los capítulos 3 y  4 En ellos se presentan la práctica totalidad de los personajes que intervienen en la novela.

Toda la acción transcurre en el barracón del rancho que utilizan los peones. Candy será el primero al que George y Lenny conozcan. Servirá de confidente para ellos.  Respondería al arquetipo literario del “viejo mayordomo” que guarda la memoria histórica de los jornaleros que han pasado por ahí.  Entra también al barracón el patrón del rancho, distante y autoritario. Luego Entra Curley, el hijo del patrón. Se asoma también a la puerta la mujer de Curley, recién casada, sobre la que pesaba la maledicencia de buena parte de los peones del rancho. Debido a la condición de su carácter, su papel en la novela, al igual que el de Lenny, es el de ser portadora de la acción y llevar la historia  hacia el clímax. Entra también al barracón Slim, el mulero jefe. Representa al arquetipo del hombre norteamericano que ha hecho si mismo. Es Respetado y escuchado por todos; Un líder natural. Es el personaje al que el autor le dedica los mayores atributos positivos.

Es en el capítulo cuatro donde se produce la lucha entre Curley y Lenny y la muerte intencionada del perro de Candy a manos de Carlson, un jornalero. Este hecho provocara que el viejo Candy se una también al proyecto de la granja de George y Lenny.

Es en estos capítulos donde el autor hace más alusiones a la sociedad del momento a través de algunos personajes del rancho.  Un mundo solitario de hombres solos y desarraigados a los que les llama la atención que George y Lenny viajen juntos. La propia mujer de Curley sufre doblemente de soledad: por ser mujer en un mundo de hombres y porque el resto de hombres la evitan, empezando por su propio marido.

 Alude también el autor a como se vivía el ocio en ese mundo de hombres. Los juegos de cartas y el juego de la herradura como entretenimientos casi únicos.  Se hacen varias alusiones a los prostíbulos de la época: “la casa de Susy”, señalándola como una casa limpia y sin peligro de contagiarse de sífilis: “de ella no se sale con las piernas arqueadas”, dirá uno de los jornaleros.

También se hace alusión a la literatura popular de las revistas de la época, con las historias del “Jinete enmascarado”. (el futuro llanero solitario)

Clímax. Se distribuye entre los capítulos 5 y 6, especialmente el seis.  La escena principal transcurre en el cuarto aledaño al granero donde tiene su camastro Crooks, el peón negro que cuida del establo. Allí acude Lenny a jugar con los cachorros de perro recién nacidos y se incorpora también Candy. En este sitio tiene lugar entre los tres uno de los diálogos más ilustrativos de la novela sobre el sueño de tener “una tierra propia”,  y de lo que significa estar solo en la vida. La visión realista de Crooks se impondrá. Sacudirá de un manotazo  los sueños de la futura granja que pululaban como moscas en la cabeza Lenny y Candy. Él Sabe, por experiencia, que esos sueños suelen acabar ahogados entre wiskis y carmín en cualquier tugurio del pueblo.

Entra en escena la mujer de Curley preguntando por su marido y se une también al grupo, haciendo subir la tensión de los diálogos, especialmente cuando Crooks le reconviene sobre su frívolo comportamiento y ella le da una contestación cortante y amenazante que hoy la juzgaríamos como supremacista y racista, pero en aquel tiempo era normal, y que dejara enmudecido a Crooks.

El personaje de Crooks es imprescindible en la novela. Es el que aporta la visión realista y amarga de la realidad que les toca vivir como braceros agrícolas. A través de él, de sus propios diálogos, el autor alude a la segregación racial de una gran parte población norteamericana. Su arquetipo literario sería el de “esclavo de plantación”. La soledad de Crooks es desesperante porque le obligan a estar aislado del resto de personal. Una soledad: “que no la salvan los libros ni su lectura, “un hombre necesita a alguien; alguien que esté cerca. Uno se vuelve loco si no tiene a nadie”, le dirá de manera rotunda a Lenny.

 En el capítulo siguiente Lenny y la mujer de Curley mantendrán un encuentro con un fatal desenlace.

Caída de la acción. Se da en el mismo capitulo seis. A partir de cierta sospecha, todos van a buscar a Lenny para lincharlo. Este, al ver que ha creado dificultades, acude a la laguna del río Salinas tal y como acordó con George.

Resolución. Corresponde al capítulo siete. Al comprender George la fatalidad de los acontecimientos, admite el fracaso del sueño que habían elaborado con Lenny. Sabe que ha ido a la laguna del rio Salinas. Lo encuentra y toma una decisión que, en ese momento y en esas circunstancias, cree que es la mejor para los dos. Es aquí donde se da un final abierto a la novela cuando George y Slim se marchan juntos.

 Símbolos, alegorías y temas implícitos en la novela: aquello que no se cuenta 

Como señalábamos al comienzo del artículo es propio de este autor, especialmente en esta novela, compensar su brevedad en longitud aumentado su profundidad con alusiones y símbolos literarios que conectan al lector con varios registros narrativos y simbólicos en clave filosófica e incluso con alusiones bíblicas.

De la fatalidad romántica de Robert Burns al determinismo de Steinbeck.

El propio título de la novela es una alegoría que condensa una de las ideas implícitas más relevantes y que sostiene toda la trama de la novela y las acciones de los personajes. Una idea que Steinbeck toma prestada de un poema del poeta romántico Robert Burns: A un ratón que vio su madriguera destruida por un arado,  y a la que él la revistió de un ropaje literario naturista- determinista para llevarla a la novela.

” Al igual que el ratón que se quedó por azar sin madriguera por el arado, los hombres sufren   de igual manera el destino aleatorio. Por muy bien pensados que tengamos nuestros proyectos no podremos evitar que se derrumben, ya que no podemos controlar todas las circunstancias”

Bajo este determinismo social los personajes de Steinbeck, en última instancia, no son culpables de lo que hacen ni de lo que deciden. En realidad, no pueden hacer otra cosa que la que hacen por sus condicionamientos sociales, biológicos y por el momento histórico que les toca vivir.

El jardín del edén. Todo ocurre bajo los sicomoros.

La descripción detallada e idílica que el autor hace de la laguna y del río Salinas se puede entender como una versión realista del tópico literario del locus amoenus:  un jardín del Edén, un lugar tranquilo e idílico en el que abundan las garzas, los coatíes, los ciervos… Hay algo en la manera que  de describirlo que recuerda a la visión trascendentalista de los lugares naturales que hace David Toreau en Walden: “La Naturaleza nos precede; ella seguirá estando cuando nosotros nos hayamos ido”, viene a decir también   Steinbeck en la novela.

Ese jardín está poblado por sicomoros. Todo ocurre bajo sus troncos. El sicomoro en muchas tradiciones religiosas simboliza el árbol que media entre el cielo y la tierra, entre los vivos y los muertos. Es el árbol en el que se subió Zaqueo para visibilizar a Jesucristo. En el cristianismo primitivo está asociado a la fe y a la curiosidad por descubrir, desde su copa, nuevos comienzos; como la nueva tierra con la que sueñan George y Lenny.

El paraíso buscado y nunca encontrado

El sueño de “la granja de los dos acres de tierra” es la utopía de George Milton y de Lenny Small. Aquello que les mantiene unidos. Es casi como una religión que exige que George repita, una y otra vez a modo de salmodia, el proyecto que tienen en común.

 Hay en todo esto una alegoría a la búsqueda de la “nueva tierra, la tierra pura” que traían los primeros colonos que crearon los nuevos estados norteamericanos, cuyos valores éticos y de justicia social serían suscritos, seguramente, por el propio Steinbeck; pero este paraíso se perderá antes de que lo encuentren. El propio apellido de George aludiendo al poeta John Milton vaticinará esa pérdida.

Conclusión.

Como señala Peter Watson en historia intelectual del siglo XX, se puede considerar a Steinbeck como el cronista por antonomasia del desempleo de los años treinta. De ratones y hombres es un documento de protesta social que denuncia las condiciones de vida en los ranchos californianos. Como autor fue en su día tan criticado, especialmente cuando le concedieron el premio Novel de literatura en 1962, como luego rehabilitado. Hoy esta novela forma parte de la currícula de los escolares americanos y de todos aquellos que quieran mirar la historia económica mundial desde una perspectiva más humana.

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